domingo, 16 de mayo de 2010

La era del pulgar ataca también a los niños

Paolo Guerrero, es un niño de 9 años, muy inquieto y juguetón, estudia en una escuela del Valle de los Chillos, todos los domingos, él en compañía de sus padres va a casa de su abuelita, en sus bolsillos, lleva un par de dulces y a un compañero infaltable.

No, desgraciadamente no se trata de un perro de bolsillo, si no de un teléfono celular modelo Nokia 5130, con cámara de fotos y de video, radio, bluetooth; que es un sistema para transferir datos como imágenes y filmaciones de un equipo a otro en un tiempo relativamente corto.
En nuestro país ya no es cosa de sorpresa encontrar a niños manejando celulares y que incluso estos sean les hayan sido entregados por sus propios padres.

Mariana Riofrío madre de Paolo afirma que es por seguridad que le permite tener un teléfono móvil a su hijo, ¨ muchas veces resulta que el celular es el mecanismo más rápido con el que nuestros hijos pueden comunicarnos a cerca de alguna situación y necesiten nuestra acción y ayuda¨ sostiene.

Mientras juega con sus primos en el patio de la casa de sus abuelos, siempre alegre y con las mejillas rojas por el calor del medio día, Paolo recibe una llamada de su abuela, que se encontraba a tan solo metros de él, con el objeto de comunicarle que la mesa estaba servida y que fuese a sentarse.

Este hecho a muchos les causará sorpresa y tal vez a otros les sea familiar.

Es cierto que los celulares muchas veces pueden incluso salvarnos la vida, como lo confirma Angélica Torres, madre de un niño de 8 años que, tuvo un accidente y sufrió daños menores gracias a que con su teléfono a la mano pudo contactarse rápidamente con sus padres.

Pero ¿qué sucede cuando este aparatito se convierte ya no solo en un medio de comunicación, si no en la única forma de comunicación y peor aun en un objeto de distracción constante y sin control?

En el Ecuador 3 son las empresas de telefonía móvil: Movistar, Porta y Alegro. Las dos primeras empresas son las que más equipos venden, siendo Movistar proveedora de 3 millones de personas mientras que Porta tiene 8.5 millones de clientes, según se reporta en sus respectivos sitios web oficiales.

No se ha realizado un censo para saber cuantos niños tienen celular, pero esta realidad está a la vista de todos. Solo hay que mirar a nuestro alrededor.

En varias escuelas puede verse como muchos niños han sustituido los juegos tradicionales, como la rayuela, el fútbol, entre otros por las distracciones que ofrecen los teléfonos móviles.
Enma Noboa, directora de una escuela particular en la parroquia de Pifo dice que constantemente se suscitan problemas dentro de las aulas por el uso indiscriminado que algunos alumnos le dan a este artefacto.

Además asegura que el rendimiento de los niños tiende a bajar pues esto les causa mucha distracción.

En efecto, durante las horas de clase, aquellos que tienen celular lo usan constantemente.
Con muchísima agilidad y prolijidad manejan la tecnología, incluso les enseñan unos a otros como usar la cámara de fotos, que juego es el mas divertido, etc.

Así, a pesar de los reglamentos existentes a cerca de restringir el uso del celular para las horas de recreo, pasa el día; entre llamadas de atención, pulgares inflamados ( por el tiempo tan largo que teclean el celular) ,matemáticas y lenguaje.

En un informe elaborado por el Consejo Provincial de Pichincha, la psicóloga infantil María Isabel Guerrero, afirma que la responsabilidad en este tema la tienen los padres de familia.

Al mismo tiempo señala que está los hogares de cada niño que se enseñe que el celular está solo para casos de emergencia. Del mismo modo dice que no está bien que los padres, con el fin de controlar lo que hacen sus hijos, les hagan llamadas en el tiempo en que ellos están recibiendo clases.

De otro lado, Guerrero propone que si los padres deciden darles teléfonos celulares a sus hijos, estos no sean de mucha tecnología, si no simples, porque lo que se entrega no es un juguete, es un medio de comunicación para usarlo en emergencias.

Marcela Tarifeño Rojas, también psicóloga infantil, coincide sobre que no está mal que los padres les entreguen celulares a sus hijos, siempre y cuando, ambos tengan claro que esta herramienta es para casos necesarios y no un juego o un arma de control.

Al mismo tiempo asegura que la edad recomendada para entregarle un teléfono móvil a un niño está entre los 8 y 10 años en adelante, porque, a partir de período, los niños se vuelven más independientes, de lo contrario infantes menores aun son muy dependientes de sus padres de modo que uno de estos aparatos es innecesario.

La radiación de los celulares afecta más a los niños que a los adultos.

Un estudio realizado en Suiza y revelado durante la Conferencia sobre Teléfonos Celulares y Salud" realizada esta semana en la Royal Soviet de Londres y organizada por la Radiación Resecar Trust, organización independiente que promueve investigaciones sobre el peligro de la radiación electromagnética; se afirmó que los menores de 16 años debido a las ondas emitidas por los celulares son cinco veces más propensos a desarrollar tumores cerebrales. Esto se debe a que las capas internas del cráneo en esta edad todavía no están completamente desarrolladas y por ello son más delgadas, permitiendo así que la radiación penetre más fácilmente en los cráneos.

Los expertos recomiendan también que se use las manos libres para evitar tanta cercanía con las ondas que emiten los teléfonos móviles.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores