domingo, 13 de junio de 2010

El Socialismo del Siglo XXI, Las dos caras de la moneda



Latinoamérica ha crecido sin bases sólidas, sin identidad, sin reconocer de dónde viene y cuál es su realidad. Ha crecido por tanto acomplejada y llena de vacíos. Ésta es la realidad latinoamericana actual: una tierra que no se conoce, y por tanto no se cuida. Es explotada por los llamados países del primer mundo sin miramientos. Sus recursos se agotan y sus gobiernos han decidido intervenir. Para ello, han creado la siguiente estrategia: recuperar la identidad latinoamericana, reviviendo el orgullo por medio de la tradición cultural. Así entonces, se cuidará y respetará aquello que nos identifica. Nace entonces la corriente del Socialismo del Siglo XXI, la misma que busca reformar la dinámica social mediante una constante lucha de clases y una economía de equivalencias. Este Socialismo del Siglo XXI no es más que un Socialismo reformado. Se trata de una teoría antigua, nada nueva como se suele pensar; existe desde hace ya 120 años y fue formulada por Friedrich Engels. Busca dividir el poder en sectores para obtener un mejor control y mayor producción con menor esfuerzo. Así, divide a la nación en poder ideológico (Partidos Políticos & Parlamento), poder socioeconómico (Sindicatos) y poder territorial (Senado). Pero ¿qué tan efectiva puede ser en la práctica dicha teoría?

Es necesario determinar cuál es la causa que mueve al Socialismo del Siglo XXI. Como toda tendencia política, busca defender un interés: el nacimiento de un nuevo grupo de poder. Dicha teoría no necesita defender a los representantes poderosos de siempre; es más, conviene no hacerlo. ¿Por qué? Entendible: porque si la gente ve al Socialismo del Siglo XXI como algo equilibrado que persigue aquello que siempre los ha despojado de todo, entonces confiarán. Si la gente ve que esta teoría ofrece aquello que necesitan y lo cumple, entonces el Socialismo será quién los posea. Es un juego de estrategia: finjo no cuidar mi territorio hasta distraer a la masa. Y luego cuando estén confiados, se los utiliza para que apoyen la campaña ambiciosa hacia el poder.
Acá, la población es un montón de conejillos de indias sobre los que experimentar. Se les estimula, se hace que confíen y luego se les junta porque la unión hará la fuerza. El Socialismo del Siglo XXI busca cambiar los membretes al capitalismo neoliberal .¿Cuál es la obsesión por renombrar movimientos si entre su versión previa y esta no se sienten cambios? Lo que los líderes de este movimiento tienen en común es un interés comunitario: el de crear una hegemonía poderosa capaz de destronar al actual sistema para ellos tomar la corona.

La efectividad de la teoría radica en un doble manejo: recuperar el orgullo nacional y confiar a ciegas en un nuevo régimen. Si se manipula de la manera correcta a la masa, puede resultar bastante efectivo; caso contrario la masa se volverá contra el Socialismo del Siglo XXI.

Sin embargo, de la historia se aprende. Si se da el poder al Socialismo del Siglo XXI, pasará aquello que ha venido pasando desde que el hombre tiene memoria: el movimiento defenderá intereses concretos que no son necesariamente lo mejor para las distintas naciones. Teóricamente, todas las tesis económicas y políticas para manejar una sociedad son efectivas y prácticamente inofensivas. Al momento de ponerlas en práctica, saltan los grupos de poder a defender aquello que les conviene; consecuencia lógica debe haber alguien que salga afectado. La única manera de equilibrar la desigualdad social que vive América Latina actualmente, es que el interés a defender por el poder sea el bienestar social. Para ello, la sociedad y su prosperidad deben significar una ganancia contundente para el poder.

El hecho de que hayamos perdido nuestra cultura y la dejemos seguir desapareciendo incluso hasta ahora, demuestra que el poder no puede interesarse en la sociedad, puesto que ésta no se interesa en sí misma. Aquí tenemos una de las secuelas más graves que dejó la conquista española: la pérdida de identidad provocó a su vez que ésta sea fácilmente manipulable. Resulta sencillo abusar de Latinoamérica, porque es un continente sin posición; no defiende nada porque no conoce qué debe defender.

Como ejemplo de esto, resulta sencillo comparar la cantidad de similitudes que existen entre Latinoamérica bajo la conquista española y Latinoamérica actual, a pesar de que entre ambas hay más de cinco siglos de diferencia. Durante la conquista se dio un saqueo masivo de riquezas naturales. Ahora, Latinoamérica vende barato su materia prima a los países desarrollados, para luego comprar los productos que estos realizan pagando altos precios por ello. Miles de esclavos murieron durante la colonización debido al agotamiento y al abuso físico al que eran sometidos en las duras jornadas de trabajo. Ahora, los mineros mueren con los pulmones intoxicados luego de 20 o 25 años de servicio.
La corona apoyó todas y cada una de las decisiones que sus representantes tomaban aquí en América, dejando de lado si eran humanamente positivas o no. Estados Unidos, como potencia mundial, apoyó las dictaduras en América Latina (Argentina, Chile, etc.), sin importar los crímenes de lesa humanidad cometidos por éstas. Los colonizadores traficaban esclavos para la recolección de cosechas y el mantenimiento de sus propiedades a cambio de un techo y comida paupérrima. Ahora, Estados Unidos envía a latinoamericanos a luchar en sus filas en las guerras con Medio Oriente a cambio de una residencia.
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